En estos inicios del siglo 21, no sólo no estamos presenciando el anunciado fin de la Historia, sino en todo caso su retorno. Entre los países que con cierta displicencia llamamos «emergentes» hay no pocas potencias que fueron protagonistas de siglos pasados y que más bien están «re-emergiendo». Entre todas ellas, el caso de Turquía es especialmente interesante por ser encrucijada de caminos entre Europa, el Mediterráneo y los Orientes, Próximo y Lejano. Y también por ser referente de modernización y democracia para todo el mundo de cultura islámica, en un camino no exento de paradojas y contradicciones, al que España debería prestar especial atención.Entender las dinámicas en juego en Turquía y sus posibles evoluciones futuras contribuye sin duda a una mejor comprensión de las potencialidades de un mundo cada vez más multipolar.